No conocí a D. José en vida, pero doy gracias a Dios por todo lo que he recibido y recibo de él, sobre todo por su testimonio de santidad, por su manera de mostrarnos la belleza del amor de Cristo en sí mismo, en su desnudez, sin aditamentos, por todo lo que nos ha dejado en sus escritos, charlas,etc. y por lo que tantas personas que le conocieron me han contado de él. También le doy gracias por todos los «pequeños grandes» favores tanto espirituales como materiales que continuamente me alcanza y particularmente por su intercesión en la resolución de un grave problema laboral muy complicado que ha supuesto mucho sufrimiento para muchas personas y que finalmente se ha solucionado pacificamente.

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