Pienso que preciso de oración mucho más abundante; de mucha más mortificación… Intentaré esta noche dejar un cierto «cuadro hipotético», y vivir luego los tres días siguientes en preparación inmediata y sobremanera alerta, vigilante, hasta el día solemne del Corpus…
Oficio de Lectura. Adoración de las Tres Personas: conciencia de que vivo en el seno del Padre, en la generación del Verbo y en la expiración del Espíritu Santo: si tal es la realidad, mi realidad, solamente en la medida en que soy consecuente, puedo crecer como yo mismo. Desde luego no se trata de sucesión ininterrumpida de actos reflejos, sino de actitud no interrumpida por actos reflejos, respecto de la realidad misma, personal, divina. He de contemplar mucho más, muchísimo más, esta realidad…
¡Si tuviera ligera experiencia, no más, de la realidad divina!
He de insistir positivamente en la conciencia de Templo de la Santísima Trinidad. Incorporarlo al examen, y expresado en la consecuencia de la realidad divina de mi persona entera, de la vivencia de la Hora de Jesucristo en mi…
He de recomenzar los exámenes con toda seriedad, abarcando los puntos ya propuestos. Y añadiendo la mortificación positiva…
He de hacer el via-crucis: hasta que redacte el mío, siquiera dos o tres veces a la semana, con cualquiera de los que tengo.
He de insistir sobre todo en la abnegación: toda negación a mis impulsos es importante, sea cual sea la materia…
El asco de la profanación del templo… Procurar que los lleven cuanto antes. Desde luego no puedo andar tenso con el deseo de perfeccionarlo todo; mas la conciencia de todos los defectos ya advertidos, mantiene la humildad y la esperanza, y me hace mas consciente de las gracias que Dios va concediendo.
No dejar el «discursito» encargado: cierto que voy añadiendo aspectos; pero debe intensificar la tarea de comenzar, cuanto antes, la redacción. Tomar un par de noches, alguna antes del jueves, para contruirlo… Van pasando los días y quedan pocos para la fecha de entrega… Y es cuestión de obediencia…
