Favor concedido a través del Siervo de Dios José Rivera.
Soy obstetriz. Conocí a esta señora en el Instituto Nacional Materno Perinatal (INMP) el 4 de octubre del 2014. Ella venía al servicio de emergencia decidida a practicarse un aborto terapéutico, porque en una ecografía le habían informado que su bebé tenía anencefalia. Había acudido a este hospital 3 días antes y los doctores le habían planteado como solución dicho procedimiento.
Hablamos, le pedí a María que intercediera para no hablar y solo ser instrumento de Dios; después de aproximadamente una hora de conversar, ella cambió de opinión y decidió esperar.
La tarde de ese día el P. Julio me entregó una reliquia del Siervo de Dios José Rivera y le pedimos su intercesión por esta familia.
Tiempo después, ella se comunicó conmigo y en sus propias palabras me contó lo siguiente:
“Ya di a luz el 11 de enero 2:46 pm, de la primera y la última vez que nos vimos ya no fui a hacerme mis controles prenatales, hasta el 05 de enero. Pero el 05 de enero, me hicieron solo exámenes, para que volviera el 10 de enero. Entonces fui el día indicado, pero antes para eso yo ya no sentía a mi bebé moverse como dos días, yo decía: “qué raro”. En el hospital entré al consultorio de obstetricia y me pusieron ese aparato para escuchar los latidos del corazón, pero no los encontraban, intentaban y nada. Yo ya estaba de 34 semanas. Entonces el doctor me dijo que me hicieran una ecografía; el informe decía que mi bebé no tenía latidos, ni movimientos, los doctores me dijeron que el diagnóstico era óbito fetal. Que mi bebé había fallecido dentro de mi vientre, por lo que me tenía que quedar hospitalizada. La verdad yo lo veía venir; estaba tranquila por fuera, aunque lloraba por dentro. Les pregunté qué me iban a hacer y me dijeron que era una inducción de parto.
Al día siguiente 11 de enero di a luz a las 2:46 pm; mi bebé pesó 1 kg y 50 gr, midió 33 cm, la doctora me dijo que aparentemente era mujer. Se la llevaron, no quisieron que la viera.
Al día siguiente sacaron a mi bebé del hospital para hacerle un velorio en mi casa, para ello mi esposo y yo tuvimos que firmar para que no le practicasen la necropsia.
Yo salí de alta el 13 de enero a la 1 pm y de frente me fui al cementerio Camposanto, porque a las 3 pm se iba hacer el entierro de mi bebé. Y así me despedí de mi bebé con mis familiares. Le di el nombre de mujer Mackenzie.
Ahora extraño a mi bebé; tanto como mi primer hijo, mi segundo bebé son mi motivación; mi segunda bebita es mi ángel que cuida de mí desde el cielo. Doy gracias a Dios, a la Virgen María y al siervo de Dios José Rivera por haberme dado la fuerza para seguir adelante con el embarazo y no haber abortado”.

Carmen Jayo

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