Conocí a Rivera en Septiembre de 1943, el día de nuestro común ingreso en Comillas. Estaba solo en el frontón. Me acerqué a él y le pregunté: -«¿De dónde eres?». -«De Toledo». -«De allí era el Angel del Alcázar». -«Era mi hermano»… Fuimos condiscípulos en Comillas y Salamanca.