«Mi vida me parece como una lucha terrible de Dios -del amor de Dios- empeñado en hacerme feliz y una continua resistencia mía; y Dios me va acorralando, acorralando, y yo me voy retirando posición tras posición. En realidad esto apenas se puede entender; muchas veces en la oración me he quedado auténticamente asombrado al pensar que Dios me ama así, y que lucha así por mí contra mí mismo»