«Soy médico. A mi padre le diagnosticaron un cáncer de vejiga «neoplasia vesical de alto grado» durante la operación en la que estuve presente, el cirujano decía que el cáncer estaba infiltrado y que habría, en el mejor de los casos, que quitarle la vejiga. En el peor de los casos,si tuviera ya metástasis, le quedaría entre seis meses y un año de vida. Hice un sin fin de promesas pidiendole a Dios que no tuviera metástasis y en última instancia pensando que era imposible pedí la intercesión de D. Jose Rivera para que el cáncer ni siquiera estuviera infiltrado y asi no hubiera que quitarle la vejiga. Esa misma mañana fui a recoger los resultados de la anatomía patológica, el cáncer estaba mínimamente infiltrado, mi padre podía conservar su vejiga y la probabilidad de metástasis era mínima. Para mi fue un milagro de D. Jose»

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